II Antología del Movimiento Internacional de Escritoras "Los puños de la paloma"



© de las autoras

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Poesía que conmueve e interpela, que se disfruta totalmente, aunque el mensaje sea, por momentos, desgarrador, porque los valores estéticos y de contenido marchan juntos en esta travesía por la ambición implacable, las luchas, la indiferencia y el silencio que nos propone Andrea.
Pilar

Anónimo dijo...

Gracias Pilar, estoy gratamente sorprendida y conmovida por tus palabras y la singularidad de tu mensaje. Espero que pronto podamos vernos y agradecerte en persona esta cordialidad.

Un fuerte abrazo.

Andrea

Anónimo dijo...

Silvia: Poesía desgarradora, identificada con esa realidad que nos trastorna y toca a todos.
¿hay otra forma de plasmarla?, creo que no.

Te felicito.

Andrea

Anónimo dijo...

Tu poesía me ha estremecido, Waldina, en el verdadero y real sentido del verbo, me ha estremecido de emoción y de gozo, por la hondura de cada palabra, porque escapas a las formas frecuentes, por la alternancia entre lo que parece sencillo y la reflexión profunda y por la belleza de tu expresión poética.
María del Pilar

Anónimo dijo...

Gracias, estimada amiga Norma, por el envío de una nueva edición de Alebrijeros, libro virtual, en el cual leí, con suma delectación la segunda antología virtual de "Los puños de la paloma". Gracias, Norma.
Seguimos en contacto.
Un abrazo
Carlos Benítez Villodres
Málaga

http://www.carlosbenitezvillodres.es

Anónimo dijo...

EXCELENTE. Si vislumbran los desmayos en el camino, que sirvan solo para contemplar las lejanías que anteceden al horizonte.
SALUDO SU ANDAR.
Gregorio Riveros (gregorioriveros2004@yahoo.com )

Anónimo dijo...

Waldina: no son poemas para ir de puntillas, no, hay que caminarlos con paso duro, como a veces debemos hacer con la vida.
Juan Sencillo Sencillo

Anónimo dijo...

Andrea: aquì leyendo ìntimamente tus poemas, a ratos me desconsuelan, tan magnìficos.. y luego pienso.. mientras haya quien escriba asì no todo està perdido. Un abrazo, Silvia.

Anónimo dijo...

Ay, Normita, ¡cuànto de envidia hay en mi admiraciòn!
Silvia