II Antología del Movimiento Internacional de Escritoras "Los puños de la paloma"

Waldina Mejía Medina (Tegucigalpa/Honduras)

Mujer todos los días

Una madre puede hacer
todo lo que hace,
no por ser mamá
sino por ser mujer.
Mamá es una mujer como las otras:
es alegre, tiene canas, se enoja
trata de adelgazar aunque no de a de veras
está enferma
casi no se cuida
mi madre se equivoca
mi mami alguna vez ha sido injusta
lleva sus cuantos errores a la espalda
sus pecadillos por allí escondidos
o deseados
pero mami crió a sus hijos ella sola
y a tres hijos más como a sus propios hijos ella sola
mas era yo tan joven cuando madre quedó sola
que nunca pregunté cómo comimos siempre
y ahora todavía no lo sé
pero tiene que ver con la multiplicación de los pesares.
Ya que es una mujer como las otras
mi madre quiso más de alguna vez
reflorecer su amor
pero los que idolatran el estéril espejo
no entienden
el prodigio
de la transformación del oro en sueños
y si no derrotó en esta batalla
por lo menos a la rabiosa soledad
ya la tiene enjaulada como la bestia horrenda que es
por el claro milagro de los nietos.
Mi mamá nos recibe cuando estamos cansados y caídos
pero no nos convierte las espinas en flores
porque nos enseñó a quitarlas solos
y no es la más clara imagen de Dios sobre la Tierra
no alcanza requisitos para Santa
ni se parece en algo a la Virgen María
sin embargo
mamá puede reír aunque esté triste
madre puede amar aunque ella no sea retribuida
mami puede ayudar aunque ella esté también necesitada
madre puede trabajar aunque haya trabajado
hasta la madrugada/
mamá puede aguantar aunque ya no aguante más.
por eso
mamá es una mujer como las otras
una mujer, sencillamente un ser humano,
le dan derecho a serlo
sus cuidados su ternura su amor por los demás
su aguante para aguantar que ya me habría muerto
y por tanto que es esa mujer
me asombro
me inclino
me acorazo
y no sé cuánto decir
cómo la quiero.

La muerte verdadera

Endurecí mis ojos para que ya no vieran
más pobreza
acallé mis oídos para que ya no oyeran
más dolor
mutilé mi esperanza para que ya no hablara
más Justicia
emparedé mi alma para que ya no amara
la Verdad
y cuando así maté lo más hermoso
me hice duro caucho
que no sonrió, no amó, ni siquiera lloró
mi propia muerte
porque la merecía
para siempre.

Patria

Aquí tenemos el corazón sellado a miedo y lodo.

Con el helado espanto de res en matadero
vemos cómo mutilan a la patria
y asesinan sus sueños
desde siempre

hijo mío, desde siempre
esta hilacha de patria que queremos
porque nos engendró el barro de su dolor
es la cosecha diaria del bandido

y en las aguas sangrientas del dinero
mueren de hambre los hijos de los hombres
y pululan en paz los asesinos.

Pequeño mío,
pájaro florecido del dolor,
cuando a usted le toque ser un hombre
¿cómo será la patria?
¿hoguera enardecida, fuego fatuo?
¿será mejor Usted de lo que nosotros hemos sido?

Olor

“Hombres que me sirvieron de verano…”
Carilda Oliver Labra


Hombres que me sirvieron de morada:
alguien que soñé siempre o me soñó,
uno que tuvo todo y me dio nada,
quien me dijo que no o le dije no.
Él, que para negarme me quería;
aquél, que todavía me reclama;
ése, que de tan suya me hizo mía;
éste, que amo hoy y que hoy me ama.
Todos son míos y yo soy de todos
pues los gocé y sufrí y aunque no quiera,
su esencia está en mi alma entretejida.
Gracias a Ustedes, de distintos modos
crecí en dolor-amor y cuando muera
he de llevar, este Olor a Vida

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu poesía me ha estremecido, Waldina, en el verdadero y real sentido del verbo, me ha estremecido de emoción y de gozo, por la hondura de cada palabra, porque escapas a las formas frecuentes, por la alternancia entre lo que parece sencillo y la reflexión profunda y por la belleza de tu expresión poética.
María del Pilar

Silvia Delgado dijo...

Waldina:no son poemas para ir de puntillas, no, hay que caminarlos con paso duro, como a veces debemos hacer con la vida.